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Deseo que este blog sirva como recurso para nuestras clases utilizando las nuevas tecnologías. Algunas actividades estan hechas por mi, pero otras muchas estan sacadas de otros sitios. Gracias por compartir vuestras ideas y de forma especial a Patxi Velasco (Fano) del que siento una gran admiración.

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miércoles, 28 de agosto de 2013

jueves, 15 de agosto de 2013

NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN (MISTERI D'ELX)

Misterio de Elche
PARA VER LOS VIDEOS DE LA CELEBRACIÓN HAZ CLIC EN LA IMAGEN



Fecha de celebración 14 y 15 de agosto

Lugar de celebración Basílica de Santa María de Elche


El Misteri d'Elx (Misterio de Elche en castellano) es un drama sacro-lírico religioso que recrea la Dormición, Asunción y Coronación de la Virgen María. Dividida en dos actos, la obra se escenifica cada 14 y 15 de agosto en el interior de la Basílica de Santa María, en la ciudad de Elche (Alicante).


Investigaciones recientes sitúan el origen de dicha obra en torno a la segunda mitad del siglo XV, contradiciendo así a las tradiciones locales, que la relacionan, por una parte, con la conquista del Elche musulmán (1265) y, por otra, con el hallazgo de la imagen de la Virgen, dentro de un arca de madera, el 29 de diciembre de 1370, en la cercana localidad costera de Santa Pola.


Se trata de la única obra en su género que ha sido representada sin interrupción hasta la actualidad, superando incluso el impedimento que supuso la prohibición de representar obras teatrales en el interior de las iglesias por parte del Concilio de Trento. Fue el Papa Urbano VIII quien, en 1632, concedió al pueblo de Elche, a través de una bula, el permiso para continuar con dicha representación.


Todos y cada uno de los personajes son representados por varones, tratando de respetar así el origen litúrgico-medieval de la misma, que prohibía expresamente la aparición de mujeres en este tipo de representaciones.


El texto del Misteri, a excepción de algunos versos en latín, se encuentra íntegramente escrito en valenciano antiguo.


La música es una amalgama de estilos de diferentes épocas que incluyen motivos del Medievo, del Barroco y del Renacimiento.


Alberto Asencio Gonzálvez fue presidente del Patronato nacional del Misteri d´Elx desde 1955 hasta su fallecimiento en 1970, impulsó el conocimiento de esta obra por todo el mundo y atrajo a grandes personalidades a visitar la ciudad de Elche.


El 18 de mayo de 2001, la Unesco la declaró Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad inscribiéndolo en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.


 Algunos de los reconocimientos al Misteri incluyen, además, los de Monumento Nacional por el Gobierno de la II República española, en 1931; Fiesta de Interés Turístico Internacional por el Ministerio de Información y Turismo, en 1980; la Creu de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña así como la Corbata de la Orden de Alfonso X el Sabio del Ministerio de Educación y Ciencia, en 1988; y la Corbata de la Orden de Isabel la Católica del Ministerio de Asuntos Exteriores, en 1990; entre otros.


En 2008 y por primera vez, la representación cuenta con las voces de dos hermanos nacidos en Ecuador y residentes en Elche, tras once meses de preparación.


El primer testimonio que tenemos de texto es una copia efectuada en el siglo XVII. El manuscrito original se perdió, pero la copia se conserva, aunque no es fácil saber la fecha exacta a la que perteneció. En la actualidad la copia más antigua que tiene el ayuntamiento es del 1709, era una copia del Consueta para los Mestres de la Capella. El Consueta es un nombre antiguo que se da a un cuaderno de apuntes, en el cual se anota el rito a seguir en cualquier celebración, en este caso el Cosueta de la fiesta.


Tradicionalmente se ha dicho que el texto estaba escrito en lemosín, pero esto es un error, puesto que lemosín es el nombre equivocado con el que antiguamente se llamaba en el Reino de Valencia, a la lengua valenciana. El texto es corto, está formado por 139 versos en la primera parte y 119 en la segunda. Los versos en la mayoría son cortos y con una versificación muy sencilla. Al empezar todo el texto no se canta, pero poco a poco se va ampliando la música hasta que alcanza todo el texto. El autor se desconoce, pero es sin duda muy antiguo. Algunos investigadores han creído que podría ser el Infante Don Juan Manuel, pero no es seguro.

La parte musical fue estudiada por Rhandy Martinez, según el cual la partitura es de diferentes épocas. La parte más antigua podría arrancar de la liturgia mozárabe (origen medieval) a ellos pertenecen los cantos de María y del Ángel que son de origen desconocido. De otras partes más modernas se conocen algunos autores como:

Ginés Pérez (1548) autor de “A vosaltres a pregar que s’ens anem a soterrar”.
Antonio de Ribera (1521) autor de “ Flor de virginal bellesa”, “ Aquesta gran novetat”.
Lluis Vich (1594) que es el autor de “ Ans d’entrar en la sepultura”.
El autor del Ternari es desconocido, pero por sus características debe ser también del siglo XVI. Por último hay aportaciones posteriores, porque la Festa siempre ha sido una cosa viva en permanente evolución.

Acto. primero: La Vespra
Tiene lugar el día 14 de agosto, terminado el solemne oficio de las  Vísperas de la Solemnidad. Comienza con la Virgen, María Salomé, María Jacob y seis ángeles presentándose en la puerta de la Basílica. Suena el órgano de la iglesia. El Arcipreste y los Caballeros recorren la rampa que conduce al escenario (cadafal) y la Virgen entona un canto de ayuda, dirigiéndose al cortejo que la acompaña. Éstos, a su vez, le declaran su lealtad. Ella, entonces, se arrodilla y muestra su intención de reunirse con su Hijo. Luego asciende, acompañada de su séquito, hacia el cadafal, al tiempo que va evocando, en una suerte de Vía Crucis, la Pasión de Cristo.
Una vez arriba, se arrodilla de nuevo mientras las dos Marías y los ángeles la acompañan de pie a su lado. La Virgen vuelve a expresar el deseo de reunirse con su Hijo.
Más tarde, las puertas del cielo se abren y, dentro de una esfera granate y dorada (llamada magrana o granada), un ángel desciende para entonar un canto en el que saluda a la Virgen, anunciándole que su Hijo le concede su deseo.
El ángel se aproxima a María entregándole una palma. Ella la toma y le hace saber su deseo de verse acompañada por los apóstoles en el momento de su Nacimiento al Cielo. El ángel asciende de nuevo al cielo garantizando el anhelo de la Virgen.
San Juan, vestido de blanco, aparece al pie de la rampa que conduce al cadafal, llevando en su mano el Evangelio. Una vez arriba, María le hace saber lo inminente de su Tránsito al Paraíso, al tiempo que le entrega a San Juan la palma que le concedió el ángel. Él la recibe y entona, más tarde, un canto de tristeza.
Subiendo hacia el cadafal, el apóstol San Pedro, portando consigo las llaves del cielo, se muestra sorprendido por los acontecimientos. Llegado al lecho de María, la saluda entonando un canto mientras seis apóstoles más suben por la rampa. En ese momento, tres apóstoles (entrando a la iglesia por tres puertas diferentes) se saludan entre sí y cantan sorprendidos por dicha coincidencia (escena conocida como "El Ternari"). Musicalmente, es uno de los números con más retoques musicales en sus primeros compases, aunque muchos de ellos son retoques fundamentados en la Consueta de 1709. Los primeros compases son totalmente nuevos y relativamente recientes, probablemente del S. XIX, ya que se identifica un lucimiento mayor de los cantores.
Más tarde, suben al cadafal y, ya juntos, todos los apóstoles (a excepción de Santo Tomás) entonarán una Salve a la Virgen.
Finalizada, San Pedro se dirige a María y le pregunta sobre el misterio que encierra toda esta congregación. El séquito de la Virgen se reúne en torno a María y, ésta, entristecida, pide a sus hijos que la entierren en el Valle de Josafat.
Con las últimas notas, la Virgen cae muerta en el lecho. Los apóstoles, con velas encendidas, entonan un canto en el que esperan su resurrección.
Las puertas del cielo se abren y cinco ángeles (araceli) descienden cantando a la Madre de Dios. Una vez abajo, toman posesión del alma de María, al tiempo que ascienden de nuevo entonando los mismos cánticos del inicio.
El arcipreste de Santa María y los Caballeros suben al cadafal y besan los pies del cuerpo difunto de la Virgen. Les siguen las dos Marías, los ángeles y los apóstoles. Luego, San Juan, coloca sobre María la palma dorada. Concluye así el primer acto.

Acto segundo: 

Tiene lugar al día siguiente, 15 de agosto. Una vez han terminado las Solemnes II Vísperas de la Solemnidad, el Rvdo. Sr. Arcipreste y los Caballeros suben por la rampa y besan los pies de la Stma. Virgen. Tras ellos, los apóstoles, se van situando a su alrededor. María Salomé, María Jacob y el séquito de ángeles esperan al inicio del corredor.
Tres apóstoles cantan invitando al cortejo a unirse al sepelio. Cuatro de ellos descienden por la rampa y, contestándose mutuamente, el séquito y los apóstoles ascienden juntos hasta el cadafal.
San Pedro recoge la palma que descansa sobre el cuerpo de la Virgen y, dirigiéndose a San Juan, le hace entrega de la misma, pidiéndole que la lleve. Éste acepta y, algo después, todos los discípulos, arrodillados frente al cuerpo de la Virgen, inician el canto "Flor de virginal bellesa...." preparando así su entierro. En la Consueta de 1709 no aparece el nombre del autor, pero parece ser que en una consueta más antigua había indicaciones de que se trataba de una composición de Ribera, pudiendo tratarse de Bernardino Ribera, Maestro de la Catedral de Toledo, o bien, aunque menos probable, de Antonio Ribera, maestro de la Capilla del Papa.
Finalizado, vuelven a levantarse entonando esta vez el salmo In exitu Israel d'Egipto, propio de la liturgia de exequias. De repente, intrigados por los cantos, un grupo de judíos aparece en escena al inicio del corredor. Dos de ellos suben hacia el cadafal descubriendo a los apóstoles alrededor de la Virgen. Vuelven abajo y hacen saber a los otros el motivo de la intriga. Éstos, alterados, deciden atacar al grupo de discípulos con el fin de llevarse el cuerpo sin vida de María y destruirlo más tarde.
El Gran Rabino, que forma parte del grupo, interrumpe amenazante el salmo que los apóstoles seguían entonando. Los judíos, entonces, comienzan a subir hacia el cadafal. San Juan y San Pedro intentan impedir el sacrilegio enfrentándose al malintencionado grupo. Pero éstos, más numerosos, consiguen llegar arriba y acercarse al cuerpo de María. Uno de ellos, tratando de cogerlo, ve cómo sus propias manos se paralizan, en una suerte de milagro. Los demás, testigos del mismo, caen de rodillas abrumados y contritos. Cantan, entonces, suplicando a Dios su ayuda.
Los discípulos, apiadándose de ellos, les piden que tengan fe en la virginidad de María. El grupo de judíos, arrodillados aún, suplican ser bautizados, cantando así a los apóstoles, que reconocen a María como la Madre del Hijo de Dios.
San Pedro los bautiza. Los judíos se muestran jubilosos y comienzan a cantar dando gracias a la Virgen Cantem, Senyors. Que cantarem?.... Esta pieza está sacada del Cancionero Musical de Palacio, arreglada por Luis Vich, que fue maestro de capilla de Elche, y que es el compositor de la obra que se canta actualmente.
Uno de ellos, con una cruz alzada, da comienzo a la procesión que culminará con el entierro de María.
El órgano de la iglesia suena en ese momento y las puertas del cielo se abren. El araceli vuelve a bajar, portando consigo el alma de la Virgen y el canto de los ángeles inunda la basílica prometiendo la resurrección de María.
Los Caballeros regresan a la iglesia acompañando a Santo Tomás (que, según la tradición, regresaba de la India, donde había sido enviado a predicar). Éste, desconsolado por no haber podido asistir al sepelio, comienza a entonar un canto implorando a la Virgen su perdón.
El cielo, entonces, se vuelve a abrir y Dios Padre, acompañado de la Santísima Trinidad, comienza a bajar. Éste, portando en sus manos una corona dorada, la deja caer posándose suavemente sobre la cabeza de María. Una lluvia venida del cielo cubre de oro la escena, las campanas del templo repican y una salva de cohetes se lanza mientras espectadores y actores culminan la representación clamando Visca la Mare de Déu!.
La Santísima Trinidad y el araceli han subido al cielo. Y los apóstoles, junto a los judíos, entonan finalmente el Gloria Patri.

jueves, 8 de agosto de 2013

ORAR HOY

Este texto está sacado de la página http://www.santateresadejesus.com

Oración Carmelitana

Apagar la televisión y desconectarse de Internet y del móvil es un buen comienzo para orar.

Orar requiere, en primer lugar, buscar un lugar cómodo, silencioso, ordenado y tranquilo. Buscamos un silencio exterior. No hace falta que sea absoluto y total, no es necesario irse a la cumbre de una montaña, basta con un entorno tranquilo donde uno pueda estar solo: una iglesia o tu cuarto, por ejemplo:

Podemos comenzar rezando el Padre Nuestro u otra oración, pensando en lo que decimos, muy despacio. En otros momentos podemos hablar con Dios como se habla con un amigo, imaginándonoslo junto a nosotros.  A Dios Padre no podemos imaginarlo, pero sí a la imagen que hizo de sí mismo, su Hijo.

Teresa de Jesús lo dice así: “… que no es otra cosa oración mental – a mi parecer -, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.” (Vida 8,5).

La oración puede quedarse aquí. No debe ser un acto egoísta que busque levantar el espíritu a sentimientos místicos, ni una paz interior sobrenatural. Al contrario, debemos acudir a la oración de manera humilde, con el corazón abierto y desnudo.

Esta primera etapa es la más difícil: por un lado nos cuesta encontrar el tiempo dentro de nuestro día. Debemos tratar de buscar un momento y una duración fijos. La oración requiere una disciplina, no es distinta en esto a aprender inglés, a esquiar o a tocar la guitarra. “No tengo tiempo” significa “no quiero, hay cosas más importantes”, todos tenemos las mismas horas en el día.

Por otro lado debemos dejar de adorar a los ídolos de nuestro tiempo: las atracciones del mundo y sus distracciones. Si no tomamos la iniciativa seremos esclavos del mundo siempre. No debemos dejarnos influir por prejuicios e ideas preconcebidas sobre la oración, no es sólo una cosa de monjas o de puritanos piadosos: todos estamos llamados a la oración.

Si logramos dar este primer paso; reservándonos un espacio y un tiempo a la oración, debemos tratar a continuación de silenciar nuestra mente: nuestro mundo sigue ahí dentro, y las preocupaciones que tenemos provocarán que nos asalten continuas distracciones. Esto nos va a pasar siempre, al principio y cuando llevemos mucho tiempo, pero no debemos dejar que las distracciones se conviertan en las protagonistas.

Debemos estar atentos a las distracciones, ellas reflejan donde está realmente nuestro corazón, debemos despegarnos de ellas pero entender que son nuestras inquietudes y apegos. El combate de la oración se vence cuando nuestras preocupaciones tienen que ver con nuestra mejora espiritual; ayudar y servir a los demás, pedir por ellos y por nosotros. Saber que queremos servir a Dios y no al dinero.
De la oración deben nacer buenas obras: “Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual, de que nazcan siempre obras, obras” (Moradas séptimas 4,6)

Pero habrá momentos en que las palabras no ocupen el pensamiento. Como nos puede pasar con un buen amigo, o con mi marido, mi madre o mi hija. A veces basta una mirada, a veces nos ayuda que nos acompañen en silencio. Entender cosas sin palabras, mirar a Jesús y sentirse mirado por Él: La oración es entonces contemplativa.

En cualquiera de las etapas salimos reforzados con buenas intenciones y buenas disposiciones (virtudes) para nuestra vida cotidiana. Poco a poco, sin ser muy conscientes de ello, vamos dejándonos hacer en nuestro interior, dejando nuestro orgullo y egoísmo, ganando por ello en libertad de la buena, que no es hacer lo que me dé la gana, sino liberarnos del pecado, ganar en humildad y entender mejor lo pequeños que somos frente a Dios. Pequeños pero muy queridos. Sentir, en último término, que estamos en manos de un Dios todopoderoso que nos quiere.

Mayores escalas en la oración, como las gracias místicas que describe Santa Teresa, son muy poco frecuentes y debemos tener en cuenta varias cosas. En primer lugar que son sólo obra de Dios, estando fuera de nuestro alcance el procurarlas, por mucho tiempo y voluntad que pongamos. En segundo lugar que, si se dan, es para ayudarnos en alguna tarea de servicio más allá de nuestras fuerzas, nunca sería sólo para nuestro disfrute. Y, en tercer lugar, que no debemos hacer especial caso de ellas, ni esperarlas, ni mucho menos condicionar por ellas nuestra perseverancia en el orar.

Finalmente hay que entender que la oración no es una evasión del mundo, sino beber de la fuente que nos hará continuar mejor nuestro camino y nuestra vida, nos ayudará a saber lo que debemos hacer y  a hacerlo bien.

Santa Teresa nos lo dice así: “…En lo que está la suma perfección, claro está que no es en regalos interiores ni en grandes arrobamientos ni visiones ni en espíritu de profecía; sino en estar nuestra voluntad tan conforme con la de Dios, que ninguna cosa entendamos que quiere, que no la queramos con toda nuestra voluntad, y tan alegremente tomemos lo sabroso como lo amargo.” (Fundaciones 5,10)

En cuanto a la duración pueden estar bien 5 minutos al día al principio. Para ir subiendo a 15, y hasta 30. Los religiosos Carmelitas hacen una hora por la mañana y otra por la tarde, pero no es razonable dedicar este tiempo si tenemos un trabajo, familia y ocupaciones.

Respecto a la postura debe ser cómoda pero respetuosa para con quien queremos hablar: sentado, de pie, de rodillas. En principio no recostado ni tumbado, salvo enfermedad o incapacidad.

Si has leído hasta aquí es que te interesa la oración. ¡ Ponte a ello !, sólo ganarás. Practica pronto, no busques muchas explicaciones, hay muchos libros y manuales, pero orar es como montar en bicicleta: el manual ayuda poco,… pero una vez que sabes no se olvida nunca.

¡Ánimo!: Alguien muy importante te está esperando hace tiempo.

miércoles, 7 de agosto de 2013

EN TIEMPOS DE JESÚS


PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS


INTRODUCCIÓN

Los cristianos confesamos que en la persona de Jesús de Nazaret se ha revelado plenamente el misterio de Dios. La grandeza y el escándalo de nuestra fe se halla en la humanidad y en la concreción de Jesús; él vivió en un país concreto, Palestina; con una geografía y una cultura partículares; en una época también muy concreta, el siglo I.

Si queremos comprender la riqueza del mensaje de Jesús, la grandeza de su persona, su lenguaje, sus comparaciones, hemos de estudiar e intentar conocer cómo era el país de Jesús, cómo era la religión de entonces, qué grupos sociales y religiosos había, qué problemáticas políticas y económicas existían... De este modo entenderemos mejor no sólo la persona y el mensaje de Jesús, sino cómo él desborda y transciende a su misma época, para convertirse en centro y clave de la historia humana.


1. LA GEOGRAFÍA

"Recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trans¡ordanía" (Mt 4,23-25).

Palestina, que significa "tierra de los filisteos", ha recibido diversos nombres a lo largo de la historia: Canaán, Israel, Judea, Tierra Santa...

Es un territorio de Asia Occidental, situado entre el Mediterráneo (Oeste), Siria (Norte), el desierto de Arabia (Este) y la península del Sinaí (Sur). Es una franja de tierra en forma de trapecio de 50 y 100 km en sus bases y de 220 km de altura.

El clima de Palestina se caracteriza por tener veranos calurosos y secos e inviernos templados y no demasiado lluviosos. Su agricultura es muy parecida a la del secano español: en las llanuras, cereales; y en la sierra, vid, olivo e higuera.
De oeste a este se pueden distinguir en Palestina tres grandes regiones naturales:

* la llanura costera;
* la zona montañosa, que recorre el país de norte a sur a ambos lados del río Jordán,
* y la depresión del río Jordán, en la que se hallan el mar Muerto y el mar de Galilea (llamado también mar de Genesaret o lago Tiberíades). El Jordán divide el territorio en dos grandes regiones: la Cisjordania, al este del río, y la Transjordania, al oeste. En la Cisjordania se encuentran escalonadas, de norte a sur, las regiones de Galilea, Samaría y Judea.

 

1.1. Galilea 

Es una región montañosa, al norte de Palestina, con una fértil llanura bordeando el mar de Genesaret. En su parte montañosa están las poblaciones de Naín, Nazaret y Caná. La llanura del mar de Genesaret era abundante en cereales, fruta, olivos y vid, así como en pesca y derivados. Allí estaban las ciudades de Cafarnaún, Corozaín y Betsaida.

De Galilea era originario Jesús y en Nazaret vivió hasta el comienzo de su vida pública. De ahí que el lenguaje de Jesús esté plagado de comparaciones agrícolas y pesqueras. También gran parte de sus discípulos eran de esta región. En Cafarnaún Pedro tenía su casa, en ella descansaba el Señor a menudo, después de sus viajes recorriendo todas las aldeas.

Por haberse fusionado la población con extranjeros, no judíos de religión, los galileos no eran bien vistos por los judíos fervientes, que llamaban a la región "Galilea de los gentiles", algo así como "el distrito de los ateos".

1.2. Samaría:

Está situada entre Galilea y Judea. Es fértil y con alto nivel urbano. Sus habitantes nunca fueron auténticamente judíos de religión, ya que muchos de ellos descendían de colonos extranjeros.

Los samaritanos eran seguidores de la Ley: admitían sólo el Pentateuco, rechazaban el resto de los libros del Antiguo Testamento y no reconocían a Jerusalén como centro religioso. Ellos tienen su templo en el monte Garizín, en Síquén. Entre ellos y los judíos existía un odio mutuo.

Ciudades importantes eran Samaría, Siquén y Cesarea.

1.3. Judea:

Es la región sur de Palestina, la más extensa y la más despoblada y pobre. La ciudad principal de Judea es Jerusalén. Su importancia es, en primer lugar, religiosa: allí está el único templo judío del mundo, al que todos deben peregrinar. A este motivo hay que añadirle su importancia política, ya que es la sede del sanedrín, cuya competencia se extiende a todos los judíos del mundo. Los dos motivos anteriores producían un tercero: su importancia económica. La gran afluencia de peregrinos la hacía centro de grandes negocios monetarios, de banqueros, recaudadores de impuestos, mercaderes de esclavos y de ganado.

Otras ciudades importantes de Judea son Hebrón, Belén, Emaús, Betania y Jericó (la ciudad residencial de los sacerdotes de Jerusalén).


2. LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA

"En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconitide, y Lisanio virrey de Abilene bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías en el desierto" (Lc 3,1-2)

2.1. La dominación romana

En el año 63 a.C., Pompeyo conquista Jerusalén, y Palestina pasa a depender del poder de Roma. Cuando nace Jesús gobierna en Roma el emperador Octavio Augusto (del 31 a. C. al 14 d.C.). Cuando Jesús muere, es el emperador Tiberio (del 14 d.C. al 37 d.C.).

En los territorios conquistados, Roma procura conservar las costumbres locales. Se reserva la política exterior, controla la moneda y los caminos y exige un tributo elevado. Para conseguir estos fines se sirve de hombres fieles.

El judío Herodes el Grande es uno de esos hombres. Roma lo utiliza para gobernar la Palestina ocupada. Fue puesto por el Senado romano como rey vasallo para toda Palestina. Gobernó desde el año 37 a.C. al 4 a.C. Estaba obsesionado por mantener su soberanía mediante dos métodos: estar siempre al lado del que mandaba en Roma y eliminar a los que podían aspirar a su puesto. De hecho hizo ejecutar a dos de sus hijos acusados de tramar su destitución. Hizo muchas obras públicas, entre las que se encuentran la reconstrucción del templo y la edificación de un teatro y de un anfiteatro en Jerusalén. En el terreno económico su reinado fue próspero.

 2.2. La herencia de Herodes

Herodes quiso que le sucedieran tres de sus hijos, partiendo el reino, pero Roma sólo los admitió en calidad de gobernadores, no de reyes:

-Arquelao heredó Judea y Samaría. Gobernó desde el 4 a.C. hasta el 6 d.C. en que fue depuesto y desterrado a causa de su crueldad. Roma, en su lugar, nombró a un procurador romano. El quinto procurador fue Poncio Pilato que gobernó Judea desde el 26 al 37 d.C., en que fue depuesto, y que condenó a Jesús a muerte.

-Herodes Antipas gobernó Galilea y Perea desde el año 4 a.C. al 39 d.C. Repudió a su mujer y se casó con Herodías, mujer de su hermano Filipo, con lo cual se ganó los reproches de Juan Bautista. En el momento de la pasión de Jesús se encontraba en Jerusalén para celebrar la Pascua y Pilato, al saber que Jesús era galileo, se lo envió.

-Filipo gobernó Iturea y Traconítide desde el 4 a.C. al 34 d.C.

En Judea, y después en toda Palestina, el procurador romano dejaba que el Sanedrín ejerciera la justicia, pero se reservaba la pena de muerte.

2.3. El Sanedrín

El Sanedrín ("Consejo", "sentarse juntos") era la institución más importante de la sociedad judía. Una especie de parlamento con poder legislativo, ejecutivo y judicial. Sólo estaba limitado en sus funciones por los ocupantes romanos.

En la época de Jesús, el Sanedrín constaba de 71 miembros, que se elegían de entre estas tres clases: 
-los ancianos (representantes de la aristocracia laica); 
-los sumos sacerdotes retirados y los miembros de las cuatro familias de las que se elegían generalmente los sumos sacerdotes; 
-los escribas o doctores de la Ley, pertenecientes las más de las veces al partido de los fariseos.

El presidente del Sanedrín era el Sumo Sacerdote. Su cometido era gobernar el país bajo la tutela romana. Los sumos sacerdotes de la época de Jesús fueron: Anás (del año 6 al 15 d.C.) y Caifás, su yerno (desde el 16 al 37 d.C.).

El Sanedrín era a su vez el consejo de gobierno y la corte suprema de justicia para todos los judíos, estuvieran en Palestina o en el extranjero.

Ejercía la justicia según las leyes judías, que eran reconocidas como leyes del imperio para todos los judíos de los países sometidos a Roma. Sus decisiones tenían fuerza de ley, que los romanos se cuidaban de aplicar.

Su competencia se extendía a todas las cuestiones religiosas y a todo lo que se derivaba de la ley judía. No tenía poder para condenar a muerte (esto es algo que se reservaba al Prefecto o Gobernador romano).


3. LAS INSTITUCIONES RELIGIOSAS

3.1. Fiestas

Las tres fiestas de peregrinación son las más importantes: reúnen al pueblo junto al templo y refuerzan la fe común.

- La fiesta de Pascua sobre la liberación del Éxodo. En esta ocasión acuden unos 200.000 peregrinos a Jerusalén. La tarde del 14 de nisán se inmola en el templo a los corderos que la familia come después de ponerse el sol. La fiesta se prolonga durante 8 días. Se celebraba a primeros o mediados de abril. Su fecha cambia, al igual que nuestra Semana Santa, a causa del calendario lunar. Coincidía con la primera luna llena de primavera.

- Pentecostés, 50 días más tarde, fue primero la fiesta de la cosecha, pero pasó a ser luego, en la época de Jesús, la celebración del don de la Ley en el Sínaí, fiesta de la alianza y renovación de esa alianza. Se celebraba a finales de mayo o primeros de junio, dependiendo de la fecha de la Pascua. 

- La fiesta de las Tiendas o de las Chozas es la más espectacular. Para recordar la estancia en el desierto, cada familia se hacía una choza de ramaje en los alrededores de la ciudad. Se celebra a  mediados de octubre.

3.2. El templo

El templo de Jerusalén era el otro polo de la vida judía. En él se celebraba a diario el culto a Yahvé y los sacerdotes ofrecían los sacrificios. El templo significaba la presencia permanente del Señor en medio de su pueblo.

3.3. La Ley

La Ley, dada por Dios a Moisés, debía ser explicada y adaptada a las circunstancias cambiantes de la vida. Ello dio lugar a la Ley oral o tradiciones de los padres. El trabajo de interpretación y adaptación de la Ley fue realizado por los escribas o doctores (verdaderos teólogos y juristas). En tiempos de Jesús muchos pertenecían al partido fariseo y gozaban de una gran autoridad ante el pueblo.

3.4. El sábado

El sábado es, con la circuncisión, la práctica más sagrada. Era el día dedicado a Dios y al descanso. No se podía trabajar, ni llevar encima más de medio kilo de peso y sólo se podía caminar alrededor de un kilómetro.

3.5. La sinagoga

Era el lugar de reunión de los judíos para la oración y el estudio de la Ley. Más aún que el templo, lejano para muchos y adonde sólo iban en las fiestas, es el lugar donde se forja la fe y la piedad del pueblo. La ceremonia se dividía en dos partes: primero el Shemá, que terminaba con una bendición. Después se hacía la lectura de la Ley, iluminada por un texto de los profetas, y seguida por una homilía.


4. GRUPOS SOCIO-RELIGIOSOS

"Uno de aquellos días, mientras enseñaba al pueblo en el templo anunciándoles el Evangelio, se presentaron los sumos sacerdotes y los escribas con los ancianos..." (Lc 20,1)

" ... Le enviaron unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregun ta..." (Mc 12,13)

"...Se le acercaron unos saduceos, de los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron..." (Mc 12,18)

4.1. Sumo Sacerdote 

Era el responsable máximo del templo y presidente del Sanedrín. Gozaba de una gran dignidad y una situación económica confortable. Pertenecía al partido saduceo y era colaboracionista con el poder romano. Su cargo era vitalicio, pero los diversos procuradores nombraban y destituían al sumo sacerdote cuando querían.

4.2. Saduceos

Pertenecían a la clase alta del país, aristocracia sacerdotal y grandes propietarios. Políticamente colaboraban con el poder romano, intentando mantener el orden público. Religiosamente eran muy conservadores: se atenían a la Ley antigua, no creían ni en el reino venidero ni en la resurrección.

4.3. Sacerdotes 

En Israel el sacerdocio era hereditario y se adquiría por nacer en la tribu de Leví. Unos 7000 sacerdotes se encargaban de atender el templo. En general era gente pobre, vivían de las ofrendas y de oficios que se buscaban por su cuenta.

4.4. Escribas 

La mayoría eran laicos. Su misión consistía en explicar y actualizar la Ley en función de los nuevos tiempos y de los problemas que se planteaban.

4.5. Fariseos 

La palabra "fariseo" significa " separado". Eran hombres piadosos que conocían bien la Ley y la cumplían a rajatabla (ayunos, penitencia, oración ... ). Ejercían una enorme influencia entre el pueblo, hasta el punto de que los jefes religiosos seguían siempre sus consejos. Pertenecían a una clase media (artesanos, pequeños comerciantes ... ). Los fariseos quieren estar separados de los impuros, es decir, de los que no conocen la Ley ni la cumplen. Eran nacionalistas y hostiles a los romanos, pero no usaban la fuerza, sino que esperaban un Mesías que establecería el reino de Dios echando a los romanos del país. Se consideraban el resto de Israel y esperaban en la resurrección de los muertos.

4.6. Zelotas

Eran un movimiento extremista y armado. Su nombre significa "celosos de Dios". Pertenecían a las capas más pobres del pueblo (agricultores, jornaleros, pescadores de Galilea...). No se enfrentaban directamente con el ejército romano, sino que organizaban revueltas y asesinatos aprovechando las reuniones masivas. Solían esconderse en cuevas de Galilea y contaban con el apoyo de las clases populares. Entre los seguidores de Jesús había antiguos zelotas: Simón, el zelota, Judas Iscariote...

4.7. Esenios

Eran una especie de monjes que vivían en comunidad a orillas del mar Muerto, en Qumrán. Esperaban la venida de dos mesías, uno político y otro religioso, que restablecerían la justicia, el final del pecado y la restauración del imperio de Israel.

4.8. Pueblo

Era la clase social inferior, la plebe, compuesta fundamentalmente por habitantes del campo, muchas veces descendientes de extranjeros, que no conocían la Ley más que en lo fundamental y ni siquiera eso cumplían. Pertenecían a este grupo los jornaleros, curtidores, carniceros, pastores y todos aquellos cuyos oficios eran considerados impuros. Era la gran masa del país.

4.9. Mujeres

La mujer no tenía los mismos derechos civiles ni religiosos que el hombre. Una mujer dependía totalmente de su padre hasta la edad de 12 años. A esta edad, se celebraban normalmente los desposorios, y un año después tenía lugar el matrimonio. A partir de entonces la mujer pasaba a depender totalmente del marido. Éste podía divorciarse; la mujer, no. En el templo, la mujer no podía pasar del atrio reservado a los gentiles y a las mujeres. En el culto de la sinagoga no jugaba papel alguno. Solamente se limitaba a escuchar. En los juicios su testimonio no valía. En resumen, la mujer estaba considerada como menor de edad y una posesión del hombre.

4.10 Marginados

En la sociedad palestina había grandes grupos marginados por distintas causas: religiosas, morales o racistas.

- Los publicanos eran marginados porque cobraban, por arriendo de los romanos, los tributos sobre las mercancías importadas. Para que les quedara algo de ganancia tenían que cobrar algo más del tributo. Cometían muchos abusos, y el pueblo en general los odiaba y los tenía por ladrones.

- Algunos enfermos, sobre todo de la piel, leprosos y, de afecciones mentales o nerviosas, endemoniados se veían apartados de toda vida social, incluso de la religiosa. Los minusválidos (cojos, ciegos, paralíticos ... ), frecuentemente convertidos en mendigos, eran otro tipo de marginados.

- Los gentiles (los que no son judíos) y los pecadores públicos (prostitutas, adúlteras ... ) eran discriminados por motivos m orales-relígiosos.

GALILEA EN TIEMPOS DE JESÚS

Galilea

En los comienzos de la era cristiana vivían en Galilea gentes de dos culturas distintas. Una parte importante de la población estaba constituida por personas de formación helénica, que ha­blaban griego, vivían sobre todo del comercio y la in­dustria, y vivían en las grandes ciudades como Tolemaida ‑con un puerto impor­tante en el Mar Mediterráneo‑, Séforis ‑en el interior‑ o Tiberiades ‑a orillas del Mar de Galilea‑. En cambio, la población rural era predominantemente judía, ha­blaba arameo, y vivía en casas de campo, aldeas o pequeñas poblaciones. Algunos de sus nombres resultan muy familiares para los lectores de los Evangelios: Nazaret, Caná, Cafarnaum, Corazim, Betsaida, ...

No parece que hubiera un trato frecuente entre las gentes judías y helenísti­cas de Galilea a pesar de vivir muy próximos unos a los otros. Posiblemente sólo el imprescindible para satisfa­cer las necesidades básicas. Los campesinos judíos acudirían al mercado de las ciudades para vender sus productos y para com­prar algunas herramientas necesarias para su trabajo. Por eso no resulta nada extraño que supieran hablar un poco de griego, lo mismo que la población gentil sería ca­paz de entender algo el arameo.

Esta separación entre las poblaciones que nos muestra ac­tualmente la arqueología también puede apreciarse ‑aunque muy delicadamente‑ en los relatos evangélicos. Sabemos que Jesús estuvo viviendo en Nazaret, que asistió a una boda en Caná, que también vivió en la ciudad de Cafarnaum, que hizo milagros en Corazim, que paseó por el puerto de Betsaida. Sin embargo no te­nemos cons­tancia cierta de que estuviera en ninguna ciudad de población greco-parlante. Llama la atención que no se nombre en ningún Evangelio la ciudad de Séforis, que está a casi la misma distancia de Nazaret que Caná, cuando era una población grande y populosa. Otro tanto sucede con la ciudad de Tiberiades, que fue fun­dada hacia el año 20 en las orillas del Lago de Genesaret, a unos treinta kilóme­tros de Nazaret. Es casi seguro que la funda­ción y construcción de esta ciudad fuera objeto de comentarios por parte los vecinos de Nazaret ‑entre los cuales es­taba Jesús, que tendría unos veinticinco años­‑. Sin embargo nunca se dice en el Evangelio que Jesús la visitara. E incluso cuando parece que Jesús va a algunas de las ciudades o zonas de población no judía nunca tenemos la certeza de que en­trara en las ciudades, ya que en todos los casos el texto sagrado introduce alguna fórmula genérica que parece designar más bien la zona o los alrededores que la población misma. Así, por ejemplo, se dice que Jesús va a los “términos” de Gadara (Mc 5,1-18), a la “región” de Tiro y Sidón (Mc 7,24-31) o a los “alrededores” de Cesarea de Filipo (Mc 8,27).

NAZARET
Hace unos dos mil años Nazaret era una aldea desconocida para casi todos los habitantes de la tierra. Era un puñado de pobres ca­sas clavadas en unos promontorios de roca en la Baja Galilea. Ni siquiera en su región tenía una gran impor­tancia. A algo más de dos horas de camino a pie se podía llegar a la ciudad de Séforis, donde se concentraba la mayor parte de la activi­dad comercial de la zona. Se trataba de una ciudad próspera, con ricas construcciones y un cierto nivel cultural. Sus habitantes hablaban griego y tenían buenas relaciones con el mundo intelectual greco-latino. En cambio, en Nazaret vivían unas pocas familias judías, que hablaban en arameo. La mayor parte de sus habitantes se de­dicaban a la agricultura y la ganadería, pero no faltaba algunos ar­tesanos y obreros que se desplazaran a diario a trabajar en las construcciones de la vecina Séforis.

Las excavacio­nes arqueológi­cas han sacado a la luz parte del antiguo Nazaret. En las casas se aprovechaban las numerosas cuevas que presenta el terreno para acondicionar en ellas sin realizar muchas modifi­caciones alguna bodega, silo o cisterna. El suelo se aplanaba un poco delante de la cueva, y ese recinto se cerraba con unas pare­des elementales. Posiblemente las familias utilizarían el suelo de esa habitación para dormir (Lc 11,5-9.

CAFARNAUM
Junto al lago de Genesaret se encontraba Cafarnaum. No era una gran ciudad, pero sí una de las poblaciones ju­días más importantes de la región, ya que estaba en una zona fronteriza, junto al camino que unía Galilea con la tetrarquía gobernada por Filipo, por lo que había en ella servicio de aduanas y una guarnición militar. Tenía una buena sinagoga, de la que todavía se conservan sus funda­mentos de piedra basáltica. En un terre­no llano, a la orilla del lago, se aglomeraban las casas y habitaciones alrededor de patios y calles angostas. Aquí no hay un terreno rocoso como en Nazaret, por lo que la técnica de construcción era distinta, así como el tipo de casas. Sus casas estaban construidas con paredes formadas de grandes piedras basálticas de forma parecida a la de un disco, y los huecos entre unas y otras se tapaban con cantos y barro, pero sin argamasa. Había muy pocas piedras talladas, que se utilizaban para los dinteles y las jambas de las puertas y ventanas. Las casas estaban cubiertas por travesaños de ramas de árboles reforzados con ca­pas de tie­rra, de juncos y de paja.

Todavía se conservan las paredes de una habitación que una antigua tradi­ción, avalada por las recientes exca­vaciones arqueológicas, identi­fica con la casa de San Pedro. Tiene unas dimensiones de siete metros de longitud por seis me­tros y medio de anchura, y en ella hay signos de veneración a partir del siglo primero, que testimonian el respeto con que ha sido cuidada por los cris­tianos casi desde sus orígenes. Junto a su puerta hay una plazuela que muchas veces resultaría pequeña para contener a la gente que acudía para ver y escuchar a Jesús (cfr. Mc 2,1-5).

Fuente: Publicado en Francisco Varo Pineda http://www.primeroscristianos.com

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