La Pascua, el paso de Dios, no acaba sino que continúa. Puede que el camino de la fe en el amor termine siendo largo y doloroso, pero, ¿es eso verdaderamente lo importante? Cada paso nos acerca a Dios; a mayor dificultad, más gracia; a mayor dolor, mas misericordia; a mayor amor, más Dios.
Por eso, porque Dios Padre, Hijo y Espíritu me lo recuerda cada Pascua: Creo, sobre todo y ante todo, en el amor hecho Servicio, fruto de la Fe y fuente de la Esperanza.
Fuente: http://cristosalvadormadrid.blogspot.com.es
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